sábado, 16 de agosto de 2014

Estudios de cine y rodajes internacionales: hacia una nueva geografía de la producción cinematográfica

               Los estudios de Hollywood ha mirado siempre el mundo circundante como un inmenso plató a su servicio. Bien por razones políticas (las frozen coins de la posguerra), económicas (costes más competitivos o acceso a dinero público o privado) o de marketing (rodajes como “evento local”), lo cierto es que esta práctica se ha generalizado en las últimas décadas, auspiciada por la progresiva globalización de la industria del entretenimiento. Este ha sido el origen de las llamadas runaway productions (“producciones fugitivas”), películas hollywoodienses rodadas fuera de Estados Unidos, habitualmente en régimen de coproducción. La consolidación de semejante estrategia ha provocado una serie de “efectos colaterales”, como el aumento de las infraestructuras de producción (estudios), el incremento de la ayuda gubernamental directa e indirecta (incentivos fiscales) o el desarrollo de clusters de industrias creativas, todo ello en abierta –y feroz– competencia. En suma, todo tipo de esfuerzos para aumentar las sinergias entre las industrias audiovisuales locales y la “internacional” (fundamentalmente, norteamericana).

            Canadá, México, Europa y Oceanía han sido los principales polos de atracción para rodajes de las majors, los dos primeros por proximidad geográfica, el Viejo Continente por razones históricas y culturales, y el extremo oriental por el idioma y su considerable esfuerzo de inversión y talento.

Rodaje en Cinecittà (Fuente: 20.minutos)

            En Europa, en particular, los antiguos estudios de cine de algunos países han sido reconstruidos, mejorados e incluso se han fusionado entre sí con el fin de resultar más atractivos a las grandes producciones americanas. Tal es el caso de Pinewood-Shepperton y Elstree en el Reino Unido, Cinecittà en Roma, Babelsberg en Berlín y los estudios Barrandov en Praga. También los países de Europa del Este se han sumado a esta competencia, como es el caso de los estudios Korda en Hungría, Nu Boyana en Bulgaria y MediaPro o Castel Film en Rumania. A esto se añade los nuevos complejos de producción construidos ex profeso, como el gran estudio de cine creado por Dino De Laurentiis en Marruecos (asociado a Cinecittà) o, en nuestro caso, la Ciudad de la Luz, en Alicante. La tabla 1 recoge algunos ejemplos de runaway productions en Europa durante las últimas dos décadas.
 
Fuente: Elaboración propia


            Esta dispersión global de las producciones de cine y televisión ha despertado el interés de los estudiosos de la llamada “geografía organizacional” (organizational geography), y más en particular, de los expertos en la creación de clusters audiovisuales y de industrias creativas en general. En su libro The Film Studio: Film Production in the Global Economy, Ben Goldsmith y Tom O’Regan explican este fenómeno como la consecuencia de la interconexión de tres factores: blockbusters + desing interest + location interest. El primero de ellos –que puede considerarse la premisa– consiste en la estandarización de las llamadas superproducciones cinematográficas a nivel internacional, rodadas en lugares variados y exóticos y con patentes valores de producción. Los otros dos factores responden al mutuo interés en cualquier relación de oferta y demanda. En concreto el llamado desing interest apunta al conjunto de exigencias creativas, técnicas y profesionales que demandan los productores de esos blockbusters cuando buscan unos estudios de rodaje; y el location interest, el nivel y variedad de instalaciones que ofrece un centro de producción, unido al régimen de posibles desgravaciones fiscales del país o la región donde se encuentre. En suma, los productores acuden a los estudios de rodaje o postproducción que mejor cubren sus necesidades y que ofrezcan costes más competitivos o mayor número de ayudas.

Tipología de centros de producción audiovisual

            Goldsmith y O’Regan ofrecen una interesante clasificación de estos estudios o centros de producción audiovisual, basada en cinco categorías: ubicación, tamaño, propiedad y gestión, y capacidad y funcionalidad (ver tabla 2).

Fuente: Elaboración propia a partir de Goldsmith & O'Regan (2005)
            La ubicación diferencia entre centros de producción instalados en zonas urbanas o interurbanas (capitales de provincia o región) y otras instalaciones situadas en las periferias o en áreas alejadas de los grandes núcleos urbanos. El tamaño tiene que ver con extensión (hectáreas, metros cuadrados) y número de platós. La propiedad y gestión diferencia aquellos estudios que son propiedad de las majors de Hollywood de otros que pertenecen a un grupo de comunicación, a un grupo empresarial de otro sector o a un gobierno local, autonómico o estatal. Finalmente, la capacidad y funcionalidad arroja tres tipos de centros de producción: los meros recintos (production precinct), que poseen fundamentalmente instalaciones para rodajes (platós) pero no servicios de postproducción; las Cinema Cities, que incluyen unos y otros y que se dedican mayormente a cine; y las Media Cities, que incluyen no solo instalaciones para producciones de cine y televisión, sino que acogen incluso a otras industrias creativas.

Los Greenfield Studios

            Goldsmith y O’Regan dedican particular atención a los llamados greenfield studios. En cuanto a su ubicación, estos centros se sitúan en lugares donde no ha existido una infraestructura de producción anterior, generalmente periféricos a los centros principales y en su mayoría ubicados en países donde el inglés no es la lengua nativa (salvo el caso de países anglosajones). Sus principales objetivos consisten en atraer inversión extranjera, crear empleo en el sector audiovisual, fomentar la especialización profesional en la región donde se encuentra, dinamizar la economía local y promover el turismo. Ejemplos de este tipo de instalaciones de producción serían Bridge Studios y Vancouver Film Studios (Vancouver, Canadá), Warner Village Roadshow Studios (Gold Coast, Queensland, Australia), CLA Studios (Ouarzazate, Marruecos) y la mencionada Ciudad de la Luz (Alicante, España).

Rodaje en Warner Village Roadshow, Australia (Fuente: el septimoarte.net)

            Sin embargo, se trata de iniciativas empresariales de alto riesgo, ya que los estudios de cine de cualquier tipo son muy caros de construir y de equipar, y su viabilidad depende de que logren posicionarse como lugares competitivos a nivel internacional. Por otro lado, necesitan una conexión regular con las empresas proveedoras y una masa crítica de profesionales especializados residentes en la zona. Todo esto resulta más difícil en esas áreas periféricas. A ello se une su alta dependencia del apoyo del gobierno nacional o regional. En este sentido, los greenfield studios están más al albur de los vientos impredecibles del cambio político, que pueden comprometer la planificación a largo plazo, su sostenibilidad económica  su ulterior desarrollo. A ello habría que añadir otras variables como la fluctuación de divisas, la conflictividad laboral, la reputación de los profesionales que allí trabajan y de las instalaciones técnicas, y finalmente las comodidades de alojamiento, transporte y logística que ofrezca el área donde están ubicados. No hay que olvidar que los productores internacionales buscan un alto estándar de alojamiento y suficientes actividades de ocio para satisfacer las expectativas del talento creativo (directores y actores). Todo ello hace que, frente a su evidente potencialidad, estos estudios de cine periféricos asuman también indudables riesgos. De hecho, algunos de ellos –como La Ciudad de la Luz– no han terminado de arrancar.

Un nuevo mapa multicéntrico y políglota

La proliferación de centros de producción y películas de Hollywood rodadas fuera de Estados Unidos puede considerarse un síntoma más de la progresiva globalización de la industria cinematográfica. En efecto, la internacionalización del talento, capital y estructuras de producción, así como la estandarización de películas internacionales –sean de iniciativa estadounidense o europea– apuntan a un fenómeno que no tiene vuelta atrás. La industria del cine cada vez es menos “Hollywood-céntrica” y más “mundi-céntrica”. Así, otro estudioso de la geografía de la producción cinematográfica, Allen Scott, auguraba hace años un futuro “panorama audiovisual más multicéntrico y políglota”, es decir, no basado en un único centro neurálgico (Hollywood).

Fuente: Filmworks.filmla.com

En consecuencia, no está cambiando la fisonomía de la industria cinematográfica mundial, sino también la nacionalidad de las películas, sujeta al origen del talento que interviene, a las fuentes de financiación y las infraestructuras. Muchas de las películas incluidas en la tabla 1 son fruto de una auténtica simbiosis de talento, dinero y creatividad multinacional, fruto maduro de esta internacionalización de la industria del cine.



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